El barrio de la laguna ha vivido una jornada cofrade histórica

Desde que se conoció la noticia, la feligresía ha vivido la Cuaresma de 2019 con una ilusión especial. El párroco, el padre Cristóbal Flor, ha convertido, sin pretenderlo, a la parroquia de Santo Tomás protagonista de esta época. Pero es que lo era para menos. Cuatro décadas habían pasado desde que la parroquia no convocaba el rezo del vía crucis por las calles de la feligresía.
40 años desde que la imagen del Cristo de las Cinco Llagas bajase del altar mayor para estar cerca de sus devotos. Y al fin, en el cuarto viernes de Cuaresmas, sucedió el milagro.
El Crucificado ha presidido el rezo piadoso por las calles de la feligresía acompañado por numerosos devotos. Muchos, feligreses de Santo Tomás. Otros, feligreses de otras parroquias cercanas a esta iglesias. Además, no faltaron a esta cita histórica cofrades y curiosos que quería ser partícipes de este instante.
Durante toda la jornada, el Cristo de las Cinco Llagas permaneció el besapié, recibiendo la visita de los vecinos del barrio y de los alumnos del colegio Amor de Dios, implicados también en esta celebración. Por la tarde, al término de la misa, la imagen presidió el rezo del vía crucis portado por la cuadrilla de cargadores La Pasión, que se había ofrecido voluntariamente.
En silencio, con respeto y con el recogimiento que se merece éste acto, se fueron rezando cada una de las estaciones del Vía Crucis. Un camino marcado este año hacia las afueras de la ciudad, camino a la parroquia de San Servando y San Germán.
Una hora y media después la imagen regresó con la alegría de haber cumplido y con la ilusión de que el cuarto viernes de Cuaresma de 2020 vuelva a producirse la misma imagen. Porque en Puertatierra también se vive Cuaresma.