Los niños bielorrusos regresan a cádiz

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Mayte Huguet

Hasta el 25 de agosto participarán en el programa de saneamiento que cumple 18 años

La hermandad de Vera-Cruz abandera, un año más, el programa de acogida de niños bielorrusos afectados por la catástrofe nuclear de Chernobyl.
Éste martes, y por 18 años consecutivos, un grupo de estos niños regresan a Cádiz para encontrarse con su familia de acogida.
Hasta finales del mes de agosto los pequeños alternarán diferentes actividades con los reconocimientos médicos incluidos en este programa de saneamiento. 
Y es que aquella explosión nuclear en 1986 tuvo consecuencias desastrosas para la población bielorrusa.
Los niños pueden desarrollar diferentes tipos de cáncer como la leucemia, tiroides o huesos.
O una embarazada puede sufrir diferentes malformaciones en su feto, entre otros. 
La nube tóxica, que se depositó en el 80% del territorio bielorruso, liberó una sustancias nocivas cuyos efectos tardan en desaparecer más de 2.000 años. 
En 2001 se puso en marcha éste programa de acogida, aunque no es hasta el año 2002 cuando la hermandad de Vera-Cruz, junto a la Asociación Aguaores Blancos, quien asume esta actividad en Cádiz.
Desde entonces, cada verano más de una veintena de niños permanecen en Cádiz para mejorar su salud.
Un programa del que los niños pueden participar hasta la mayoría de edad. Entonces ya no pueden viajar más hacia a Cádiz dentro de esta actividad en la que también colabora el Servicio Andaluz de Salud.
Desde el SAS se encargan de hacer un exhaustivo reconocimiento médico a todos los niños en el hospital Puerta del Mar.
Gracias a estas pruebas, los niños pueden ser derivados a especialistas para tratar la dolencia, en el caso de que las tuviesen. 
Asimismo, durante los 40 que permanecen en la ciudad, los niños están libres de radioactividad, además de mantener una dieta sana y saludable, con productos que no tienen riesgo de haber sido afectados por la radioactividad.
Ahora llegan días en donde estos pequeños disfrutarán de la playa, de visitas al parque acuático, de fiestas, de encuentros en la plaza de San Francisco y de confidencias con su otra familia.
El 25 de agosto tocará hacer las maletas, de nuevo con lágrimas en los ojos, en las de ellos, pero, sobre todo, con los gaditanos que los han acogido durante éste tiempo.