La iglesia de cádiz sale a la calle para recordar a quienes luchan por encontrar un futuro mejor

Remover conciencias. Dar visibilidad al drama de la inmigración. Llamar a la solidaridad de todos, creyentes y no creyentes, la Cruz de Lampedusa, hecha con las maderas de uno de los naufragios que conmocionó al mundo, ha llegado a la Diócesis de Cádiz.
Este lunes ha presidido un vía crucis por las calles del centro de la ciudad presidido por el obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, quien presidió el rezo que se inició en la iglesia de Santo Domingo con todos sus bancos ocupados por jóvenes, mayores, niños e inmigrantes. Todos unidos rezaron por aquellos que perdieron su vida.
La Cruz, que abría el cortejo, fue llevada durante todo el acto por los inmigrantes que viven en Cádiz y que tienen su casa en Tierra de Todos. 
Un cortejo formado por muchos miembros del clero gaditano, asociaciones religiosas, jóvenes, grupos de pastoral y ciudadanos que son conscientes del problema que viven los migrantes, los refugiados y las víctimas de la trata.
Más allá de la religión, más allá de creencias, la Cruz de Lampedusa representa hombres, mujeres y niños que luchan por salir de la pobreza, de gobiernos injustos, de guerras y sinsabores, en suma gentes que quieren vivir en paz y ser feliz.
La Cruz de Lampedusa es el sueño roto de miles de personas que han perdido la vida en el mar, en una verja, en una frontera, en campos de refugiados y que sirva, como dijo el Papa Francisco, para despertar nuestras conciencias para que lo que ha sucedido no se repita.