Las fallas de valencia y la magdalena de castellón, aplazadas por el coronavirus

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Europa Press

Así lo ha anunciado el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, después de la reunión extraordinaria que se ha celebrado en la tarde de este martes en el Palau de la Generalitat

Las fiestas de las Fallas de Valencia y la Magdalena de Castelló han sido aplazadas a causa de la crisis del coronavirus. Se trata de una medida adoptada por "responsabilidad y pensando en el interés general" y de aplicación en toda la Comunitat Valenciana.
Así lo ha anunciado el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, después de la reunión extraordinaria que se ha celebrado en la tarde de este martes en el Palau de la Generalitat de la Mesa Interdepartamental de Coordinación frente al Coronavirus.
El jefe del Consell ha apelado a la "comprensión de toda la ciudadanía valenciana" y ha recalcado la "coordinación" mantenida en todo momento con el Gobierno de España. "Los responsables del Ministerio (de Sanidad) han dado una instrucción clara: la conveniencia de no celebrar los actos festivos de las Fallas y la Magdalena en las fechas previstas", ha aseverado Puig.
En concreto, ha señalado que ha tenido comunicación telefónica esta tarde tanto con el ministro del ramo, Salvador Illa, como con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Así, ha señalado que le han trasladado que "en estos momentos, de lo que se trata es de minimizar los elementos de riesgo como son las aglomeraciones humanas o desplazamientos masivos de personas provenientes de zonas afectadas".
"Apelamos a la comprensión de la ciudadanía valenciana sobre este hecho extraordinario", ha dicho Puig, que ha señalado que han tomado la decisión "por responsabilidad, siguiendo a los expertos en salud pública y pensando en el interés general de los valencianos y valencianas".
La medida --que se toma a las puertas de la 'plantà' de los monumentos y "por responsabilidad y pensando en el interés general", según ha remarcado Puig-- es histórica, ya que las Fallas han tenido continuidad a lo largo de toda su historia, desde las primeras 'plantàs' del siglo XVIII, con cuatro únicas excepciones.
En concreto, por estar el país inmerso en guerras, la de Cuba de 1896 y la Civil, y una más por motivos económicos, cuando la subida a 60 pesetas del impuesto municipal en 1886 por el montaje en la calle llevó a las comisiones, de forma individual, a no ocupar la vía pública.
Los datos son de Javier Mozas, delegado de la Delegación de Documentación (Archivo, censos y biblioteca) de la Junta Central Fallera de Valencia, el órgano rector de la fiestas josefinas, que tienen su origen en materiales combustibles que recibían el nombre de Fallas y se quemaban al anochecer de la víspera de San José.
"Desde la oficialidad se han suspendido las Fallas en cuatro ocasiones", describe Mozas, que se remonta al 16 de marzo de 1896 cuando, en plena guerra de Cuba, el Gobernador Civil de Valencia decidió suspenderlas "por estado de guerra, por si acaso pasaba algo".
El representante de la JCF, que desconoce cuál es la situación que se generó con otras celebraciones en España, explica que al haberse decidido dos días antes de la festividad, hubo monumentos falleros que se guardaron para ser 'plantados' al año siguiente.
En total, serían una o dos, comenta, ya que lo ha podido comprobar porque existen los bocetos. En todo caso, apunta que, en aquellas fechas, se plantaban pocas fallas, no más de diez cada año.
La siguiente ocasión fue ante la Guerra Civil española y se prolongó durante 1937, 1938 y 1939, ya que la contienda terminó en Valencia el 30 de marzo. Por estado de guerra, se prohibieron todas las manifestaciones festivas por peligrosidad para la población.
DE FORMA ININTERRUMPIDA DESDE 1940
A partir de 1940, se han celebrado de forma ininterrumpida hasta la actualidad, a la que se ha llegado con 764 monumentos falleros, grandes e infantiles de 382 comisiones falleras integradas en la Junta Central Fallera (JFC) de Valencia, entre ellas todas las de la capital valenciana y las de Mislata, Quart de Poblet, Xirivella y Burjassot, localidades de su área metropolitana.
Mozas recuerda un quinto caso en el que no salieron los monumentos a la calle, anterior aún, y no fue por orden de la autoridad sino por decisión de las propias comisiones falleras que rechazaron plantar ante la subida del impuesto municipal por hacerlo.
"Antiguamente pedías permiso para plantar en la calle o no, aunque no todas pedían todos los años. Hubo uno en el que se aumentó el impuesto municipal para plantar, se subió a 60 pesetas en 1886 y todas las fallas, no de común acuerdo, sino de manera independiente, no pidieron permiso para plantar. Y no hubo", relata.
La única excepción de ese ejercicio fue la 'plantà' de dos monumentos "en el interior de edificios públicos, por tanto, no en la calle y para los propios asilados: la casa de la beneficencia y el colegio de la misericordia" y como fiestas privadas.