Manos unidas aprueba los primeros proyectos de emergencia para paliar el impacto del covid-19 en los más vulnerables

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La ONG continúa trabajando junto a sus socios locales de 60 países para que la pandemia del coronavirus no haga que caigan en el olvido los millones de personas que viven una crisis permanente de hambre y pobreza

Desde el comienzo de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, Manos Unidas está trabajando junto a sus socios locales de los cerca de 60 países en los que está presente, para dar una respuesta rápida y efectiva a las necesidades y carencias que pueda estar experimentando la población más vulnerable con la que trabaja.
“Muchos de nuestros socios locales de América, Asia y África nos han pedido reconducir las actividades que estaban llevando a cabo en los proyectos, con el fin de poder dedicar fondos y esfuerzos tanto a  acciones de prevención del contagio por coronavirus, como a acciones destinadas específicamente a combatir las consecuencias que las medidas de confinamiento adoptadas por la mayor parte de los gobiernos, están teniendo entre la población más empobrecida: migrantes, refugiados, trabajadores precarios, mujeres, niños, ancianos…”, asegura Isabel Vogel, responsable del Área de Proyectos de Manos Unidas.
“En algunos países se han tenido que suspender los programas que se estaban desarrollando y en otros se están poniendo en marcha acciones para dar respuesta inmediata a las necesidades más acuciantes de la población y hacer frente al impacto que esta crisis está ya teniendo”, señala Vogel.
La ONG ha aprobado ya el envío de más de 150.000 euros de sus fondos de emergencia, que se van a destinar a cubrir necesidades básicas de la población más empobrecida en países como Guatemala, India o Israel y a paliar las carencias sanitarias para hacer frente al virus en Angola, Camerún y Malawi.
Manos Unidas continuará trabajando para que la pandemia de coronavirus no haga que caigan en el olvido los millones de personas que viven una crisis permanente de hambre y pobreza.
Los responsable de la organización recuerdan que estas personas viven en países en los que no es posible dar respuesta a las consecuencias que el confinamiento y la enfermedad van a tener sobre la población.