La biblioteca del Observatorio de la Marina, un tesoro del patrimonio bibliográfico

Real Observatorio de la Marina
Real Observatorio de la Marina
Macarena Jiménez

Al llegar a San Fernando hay un edificio que llama poderosamente la atención. Un edificio de estilo neoclásico con una cúpula blanca. Es el Observatorio de la Marina, lugar que atesora una de las bibliotecas más importantes y únicas del panorama nacional. Alberga 31.100 volúmenes.

Entramos en otro mundo, en otro tiempo, huele a ciencia y saber.

En estas salas reposan los libros que cambiaron la historia el mundo. Prácticamente estos libros contienen toda la historia de la ciencia.

Libros de Copérnico, Kepler, Newton, Galileo o Brahe. Joyas de incalculable valor. Y que los más antiguois se remontan a los siglos XV y XVI. Muchos de ellos, libros prohibidos, secretos, porque la navegación en alta mar era secreto de Estado

Como cabría esperar en la biblioteca de un observatorio astronómico son muchas las obras dedicadas a la astronomía y sus principales aplicaciones prácticas. También libros de navegación y de viajes con descripciones geográficas detalladas, muchas de lugares lejanos a los que generalmente se llegaba por mar; eran libros destinados a la formación de un grupo selecto oficiales de Marina. Y todo ello, sin olvidar importantes obras relacionadas con la historia natural.

En algunas de las visitras allí expuestas hemos visto libros incunables. La palabra incunable proviene del latín Incunabula que significa cuna y representa el origen, el principio.

Se llama incunables a los libros impresos durante el siglo XV, desde aquellos salidos de la imprenta de Gutemberg (mitad de siglo) hasta los libros impresos antes del día 1 de enero de 1501. Presentan características comunes tales como el material, ya que el papel más empleado fue el trapo, siendo grueso, irregular y grisáceo o amarilllento.

Presentan un Incipit, señalando el comienzo del libro.

También un Explicit, señalando el final o las ultimas palabras. Carecían de portada, dejaban espacios en blanco para las letras capitales, y con frecuencia una letra era reemplazada por otra. Los caracteres eran comunmente góticos, con márgenes para anotaciones y solían escribirse a dos columnas.