Cádiz Magna

Las cofradías dieron un gran ambiente en la ciudad
La cofradía de Piedad regresando a la iglesia de Santiago
Mayte Huguet

La procesión extraordinaria se convirtió en un éxito de organización y de público

Las cofradías interesan. Y las de Cádiz no son una excepción. En la ciudad y fuera de ella.

Y es que la celebración de la procesión magna ha sido un éxito, y en todos los sentidos.

Primero, en tan solo semanas se vendieron las 5.400 sillas dispuestas en la carrera oficial, lo que ya anunciaba interés que tenía esta salida extraordinaria.

Y en segundo lugar, los traslados del jueves y viernes, con una gran afluencia de público, anunciaban lo que ha sucedido este sábado. Que en Cádiz no cabía un alfiler. En todas las calles, boca calles, esquinas y plazas, el público cogió su sitio y durante más de horas no se movieron para poder ver a los 17 pasos de misterio que recordaban la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. 

El ritmo rápido y continuado de la salida y el andar de los pasos, la música que interpretaron el conjunto vocal virelay y la Orquesta Barroca, con una excelente elección musical, los momentos de oración y la música de Rosario, la Filarmónica de Conil y la Cruz Roja de Sevilla ayudaron a que Cádiz fuera Magna en esta jornada.

Organización, puntualidad y respeto del público que aplaudían la salida de cada una de las cofradías desde la Catedral de Cádiz en una tarde de verano con una buena temperatura. 

Un acto de oración que terminó con unas palabras de agradecimiento del obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, que destacó el trabajo realizado por los cofrades para poder celebrar este acontecimiento.

Una Magna que pasará a la historia, no solo por celebrarse fuera de la Semana Santa, sino por ver como el mismo capataz llevaba dos pasos, como José Luis Pájaro y Joaquín Cortés. Por ver de nuevo a Lágrimas en el calvario de Piedad. La incorporación de Claudia Prócula en el misterio de Ecce Homo. O ver el paso de misterio de Las Penas.

Algunos de los detalles que pasarán a fomar parte ya de nuestra memoria a la espera de otro acontecimiento extraordinario.