Las nuevas generaciones no son más débiles o vulnerables
Los expertos valoran que el aumento de los problemas mentales detectados en los centros educativos indican que la juventud cuenta con más herramientas para reconocerlos y pedir ayudas. Ha sido uno de los asuntos tratados en la mesa redonda sobre salud mental que ha acogido la Casa de la Juventud y donde se han reclamado mejoras asistenciales y sociales.
La importancia del cuidado de la salud mental y la necesidad de su refuerzo en el sistema sanitario público, los problemas a los que se enfrentan las personas, las familias y los profesionales que la tratan y, en especial la salud mental en los jóvenes. Son asuntos que han centrado el debate en la mesa redonda “La Salud Mental, un derecho vital”, celebrada en la Casa de la Juventud.
Un encuentro en el que han participado representantes de la Asociación Andaluza de Supervivientes por Suicidio, Ubuntu, el colectivo Digna-Mente, formado por personas con diversos trastornos mentales, y de la administración educativa a través del servicio de orientación en Secundaria.
Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas tendrá problemas de salud mental a lo largo de su vida. Los registros sanitarios en nuestro país indican además que 1 de cada diez adultos y uno de cada cien niños tiene un problema de salud mental, viéndose afectadas las mujeres en el doble de los casos.
Llama la atención el que uno de cada diez españoles tome ansiolíticos y uno de cada veinte adultos, antidepresivos y destaca en la Atención Primaria que entre el 40 y el 60% de los motivos de consulta en los centros de salud estén relacionados con patologías mentales. Un porcentaje que aumentó más de un 20% a raíz de la pandemia por la Covid-19.
En el caso de los más jóvenes, se ha incrementado la incidencia detectada en los centros educativos. Un incremento que viene produciéndose desde antes de la pandemia según Nuria Baeza, orientadora en Educación Secundaria, quien niega que eso se traduzca en que las nuevas generaciones son más débiles y vulnerables. Esta profesional reconoce la influencia negativa de aspectos como las redes sociales o el uso sin control de las tecnologías pero señala como razón de mayor peso el que la juventud cuente a día de hoy con más herramientas para reconocer que tiene un problema y pedir ayuda.
Los orientadores piden una mayor coordinación con el sistema de salud y más recursos para prevenir en vez de sólo intervenir cuando ya hay un problema.
En el centro del debate en esta mesa redonda, la necesidad de crear redes de apoyo para el encuentro entre personas que están pasando por lo mismo y con el fin de eliminar estigmas y desdramatizar.
Sobre todo también, la demanda de una atención sanitaria pública adecuada, centrada en la terapia y no en la medicación e integral, incluyendo el aspecto social de la persona. Una mejora que supone un aumento de la inversión en salud pero un ahorro a las administraciones públicas en otros aspectos como pueden ser las pensiones no contributivas, según señala el representante del colectivo Digna Mente, José Lorente.
El salón de actos de la Casa de la Juventud de Cádiz ha sido el escenario de esta puesta en común y de la reivindicación de distintos colectivos de afectados, familiares y profesionales de la salud.
En la organización, la plataforma ciudadana “La Salud Mental es un Derecho”, de reciente creación y que aglutina a distintas organizaciones y entidades del ámbito sociosanitario, social y educativo.