Manuel Lacal Velasco, militante del Partido Comunista de España en la ciudad de Cádiz desde los años 70, persona comprometida, trabajadora... militante, con todo lo que esa palabra implica.
En el partido comunista siempre han coexistido los teóricos, los dirigentes y los militantes, labores todas ellas fundamentales para el crecimiento y la actividad del partido, Manolo era de estos últimos, de los militantes, los que no solían aparecer en las fotos ni en las firmas de artículos o ponencias políticas, pero de los imprescindibles.
Manolo siempre estaba en todos los actos y convocatorias del partido y de todas aquellas organizaciones sociales, sindicales y políticas que sirvieran para luchar en defensa de la clase obrera, de la lucha de clases, de la defensa de sectores oprimidos, en resumen un comunista de los de toda la vida.
Era habitual verlo en los actos siempre con su puño en alto, cantando la Internacional Comunista, y con su sonrisa eterna. Fundamental su trabajo en la organización de grupos de pegada de carteles desde las primeras elecciones democráticas, vendiendo el Mundo Obrero, montando la Caseta del Partido Comunista en numerosos pueblos, trabajando en la cocina de estas casetas en las ferias que se montaban por la provincia y que servían para financiar las actividades del partido.
En Cádiz se recordará precisamente en la barra de la Caseta de Izquierda Unida durante la Velada de los Ángeles, en la cocina preparando los muergos que se servían cocinados al estilo de los que ofrecía su sobrino en el kiosco de la Barriada de la Paz.
Siempre disponible para todo. La sede del Partido era su segunda casa, precisamente fue de los militantes que participó en su reforma. Era imposible ir a la sede y no encontrártelo.
Siempre su mano tendida para el trabajo sin esperar nada a cambio, y acogiendo a los jóvenes militantes que en su figura comprendían lo que es la militancia y la camaradería.
Desgraciadamente sus problemas de corazón le limitaron la actividad política en los últimos años, aun así seguía acudiendo a actos acompañado de su hijo Lolo o de su sobrino Juan Antonio, si podía actuar de apoderado lo hacía, y ejercía su derecho al voto luciendo su puño en alto, ya que conocía lo que costó que se pudiera votar en este país.
Gracias por tu ejemplo camarada. Que la tierra te sea leve.