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Con su madre enferma y al cuidado de sus hermanos pequeños, Milagros, vecina del Campo del Sur, afrontó la incierta travesía de la emigración hasta Westfalia (Alemania), donde haciendo honor a su nombre logró salir adelante con tenacidad, determinación y esfuerzo, ante los retos que le planteó el adaptarse a un país completamente desconocido, y asumiendo las responsabilidades de adulto como cabeza de familia sin haber sido nunca niña.
