Trabajo intenso en los obradores

Los obradores de la capital trabajan a marcha forzada para tener a punto los roscones de Reyes. Nos hemos acercado al horno de Don Pan para conocer de primera mano cómo preparan este dulce típico de Navidad.
El olor a masa horneada y a fruta confitada les delata desde varias calles alrededor. Los obradores llevan varios días trabajando a marcha forzada. Desde el pasado 2 de enero, en este recinto, el obrador de horno Ordoñez de Don Pan, se trabaja día y noche para hacer realidad el pastel más reconocido de estas fechas: el roscón de Reyes.
Convertido en todo un icono durante estas fechas, este tradicional dulce con el que se recibe a Sus Majestades de Oriente se realiza con mimo en los obradores más tradicionales de la provincia. Sólo en este establecimiento han preparado para estas navidades unas 1.500 unidades.
Pese a tratarse de un pastel aparentemente simple y sencillo de hacer, la realidad es que requiere muchas horas de trabajo y mimo. Desde que se comienza a elaborar hasta que se lleva al mostrador de la pastelería pueden pasar cerca de 10 horas, ya que la masa requiere fermentar y, para ello, muchas horas de reposo a una temperatura concreta.
Uno de los secretos mejor guardados, y aquello por lo que suspiran todos los niños, son las figuritas que se esconden en el interior del pastel. En su caso en Don Pan siguen apostando por el rey para coronarse o el haba, que al que le toca, debe pagar el rosco. En otros casos se incluye incluso algún ritual para llamar a la buena suerte o, incluso, se esconde un regalo de gran valor en un único pastel.
En cuanto al interior, los maestros pasteleros no terminan de ponerse de acuerdo sobre si es mejor dejar la masa o rellenarla. En este caso utilizan nata, trufa, crema pastelera, sin relleno o de sidra por encargo. Un abanico de posibilidaddes para despedir las fiestas navideñas con buen sabor de boca.