Los embalses de la provincia, lejos de las cifras del 2019

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Almudena de la Montaña

Las últimas lluvias no han sido suficientes para incrementar el volumen hídrico de la provincia, que solo aumentó en un 2,08 por ciento

Nunca llueve a gusto de todos. Y es que la última borrasca dejó a su paso por Cádiz unos días de lluvias intensas, al menos para los vecinos de la provincia. Sin embargo, para los embalses no han sido ni tantas ni tan intensas. 
Las precipitaciones solo dejaron una mínima huella en la capacidad total de los pantanos gaditanos. De un 49,45 por ciento registrado en la provincia el día 24 se pasó a apenas a un 51,35 por ciento de una capacidad total de 1820,89 hectómetros cúbicos. 
Un poco de más de incidencia se ha podido observar en los datos de toda la cuenca hidrográfica Guadalete-Barbate. Hasta en un 2,31 por ciento ascendió su volumen durante ese fin de semana.
Aún así, antes y después de estas primeras lluvias del año, los niveles siguen estando bajos. Según el informe hidrológico anual de la dirección general de infraestructuras del Agua de la Junta de Andalucía ambas demarcaciones presentaron a final de año una disminución de precipitaciones respecto a la media desde 1996, salvo en algunas zonas puntuales, como Grazalema, en la provincia de Cádiz . En concreto 246 hectómetros cúbicos menos que el año anterior en las Cuencas Guadalete-Barbate, situándose en un 47 por ciento de la capacidad total de los embalses.
Ahora, pasado ya un mes y las primeras lluvias, los embalses siguen estando lejos de las cifras del año anterior. Antes de la borrasca Gloria los embalses de la provincia acumulaban poco más de 900 hectómetros cúbicos, mientras que en el 2019 se situaban en la misma fecha en casi 1.190. Tras este temporal del fin de semana los embalses ascendieron a 935 hectómetros cúbicos, muy por debajo también de los 1.188 del pasado ejercicio.
Los embalses de Arcos de la Frontera (92,40%), los Hurones (80,19%) y Zahara-El Gastor (66,79%) son los únicos que superan actualmente el 50 por ciento de su capacidad. Unos datos que en conclusión no son alarmantes, pero sí que apuntan a cierta prudencia a la espera de nuevas lluvias que ayuden a alcanzar niveles óptimos de capacidad y distantes de la alarma de sequía.