El Juan Carlos I inicia su primera fase de mantenimiento en el astillero de Cádiz

Imagen del buque L-61 Juan Carlos I en su entrada al astillero de Cádiz para someterse a la primera fase de mejoras
Imagen del buque L-61 Juan Carlos I en su entrada al astillero de Cádiz para someterse a la primera fase de mejoras
Redacción OC

El buque insignia de la Armada española permanecerá hasta mayo para completar las obras de mejora en su cubierta.

El buque Juan Carlos I ha comenzado con éxito su primera fase de mejoras en el astillero de  Cádiz. Una varada que se inició hace ahora una semana y que previsiblemente se prolongará hasta la segunda quincena del mes de mayo. Un mes y medio que será aprovechado para completar el ciclo inicial de mejoras que están programadas que se efectúen en la planta de Navantia Cádiz.

En este primer período está previsto que, además de realizarse distintas revisiones y mantenimientos dentro del programa de obras planificado, se lleve a cabo el pintado de la cubierta de vuelo. Una operación particularmente esencial para el buque anfibio portaeronaves de la Armada, atendiendo a sus características especiales, y de singular  complejidad desde el punto de vista técnico para el que el astillero gaditano cuenta con las condiciones óptimas para efectuarla.

Estas tareas se vienen a sumar, entre otras, a las operaciones de refit y varadas técnicas  que se vienen realizando en la planta gaditana a dos enormes cruceros -el Symphony of the Seas, de la Royal Caribbean, y el Costa Venezia- y que mantienen a la factoría de la capital a plena actividad.

Según los planes anunciados por la Armada Española, tras finalizar estas tareas de mejora en la planta de Navantia-Cádiz, el L-61 Juan Carlos I regresará a su base en Rota para días después, en los primeros días de junio, participar en las maniobras FLOTEX 23, las de mayor entidad que realiza la Flota.

Tras esta primera fase de mejoras, el buque multipropósito español tiene programado regresar en 2025 a los astilleros de la Bahía de Cádiz para someterse a una segunda fase de perfeccionamiento de gran dimensión. Será entonces cuando se efectúe la sustitución prevista del sistema de propulsión. Una evolución que se considera como “la solución más eficaz para asegurar la capacidad operativa más eficiente del buque” y para la que será necesaria una inversión cercana a los 30 millones de euros.