El Merodio más internacional

Gema y David Muñoz Loaiza son los propietarios del establecimiento que tiene contratado a 8 inmigrantes
Mokamed Khorbouch es el encargado del bar El Merodio
Mayte Huguet

Horeca y ONGs trabajan para dar empleo a 300 jóvenes migrantes para la hostelería en Cádiz.

En el mítico bar El Merodio, sus propietarios, Gema y David Aragón, su plantilla, desde hace varios años, está formada en un 90% por inmigrantes de Marruecos o hispanoamérica.

A ellos no solo le ofrecen un trabajo, sino ayuda para buscar una vivienda o arreglar sus papeles.

Un trabajador es un trabajador.

Su nacionalidad, su raza o su sexo es secundario en un puesto de trabajo.

Para el empresario que lo contrata lo importante es que haga bien el trabajo encomendado, y cumpla con las normas de la casa.

Una premisa que en El Merodio ha tenido sus frutos.

 

Los herederos de José Loaiza, Gema y David, reabrieron en 2020 este bar que su padre había recuperado en el año 2006.

 

Desde entonces decidieron confiar en personal español e inmigrante para que atendiese la barra o estuviese en la cocina.

 

Tres años después, uno de los chicos que comenzó a trabajar en el establecimiento es el encargado, Mohamed Khorbouch.

 

Él con su esfuerzo y dedicación ha demostrado que quien quiere, puede llegar a donde quiera.

 

Mohamed es de Tetuán, y llegó a Cádiz con apenas 2 años. Él se adaptó a la ciudad, pero siempre manteniendo sus costumbres familiares.

Una condición que, según él, no ha supuesto ningún problema ni para sus jefes ni para los clientes.

 

En El Merodio no solo está Mohamed. De 15 personas, 8 empleados son de origen extranjero: 5 marroquíes, una colombiana, un cubano y un venezolano.

 

Todos dados de alta, con un contrato que se ajusta el convenio de hostelería, y, además, en algunos casos, los propietarios prestándoles ayuda para buscar una vivienda de alquiler, arreglar la documentación o enseñándoles español, o incluso un oficio.

 

Una iniciativa a la que se ha sumando Horeca que ultima la incorporación de 300 inmigrantes, coordinados con distintas ONGs, para dar empleo en la hostelería.

Jóvenes de entre 18 y 25 años, a los que les han impartido formación en hostelería y que solo tienen la ilusión de encontrar un empleo estable en Cádiz.