Sabor agridulce de los Bomberos de Cádiz tras colaborar en el terremoto de Marruecos

Moisés, Federico, Antonio, José Luis, Maika, Nacho o Juan Carlos.

Pero también Tedi, Igor, Quillo y Meri.

Estos son los nombres propios de los hombres, mujeres y animales que no han dudado en ayudar a Marruecos en su tragedia.

Un terremoto que cuenta ya por cientos de miles sus víctimas.

Pero, a pesar de la desgracia, ellos salieron de España hace una semana solo con el deseo de ayudar.

Una experiencia que, como cuentan, ha sido complicada. Y es que no pudieron comenzar a trabajar hasta 1 día y medio después de llegar a marruecos,

Y por las circunstancias. El terremoto había destrozado aldeas completas con casas hechas de adobe y construidas en una ladera.

Sin duda, el peor de los escenarios.

Pero, a pesar de eso, sabían que tenían que ayudar a quien más lo necesitaban

Pasaron por carreteras estrechas, llenas de escombros, sin poder circular por rapidez y guiados por el gobierno Marrroquí

Y bajo un sofocante calor, los perros de la unidad de rescate de Cádiz pasearon por lo que quedaban de estos pueblos sin la gloria de rescatar con vida a sus vecinos.

Un trabajo que, a pesar de lo ingrato, también trae momentos maravillosos al comprobar la gratitud de los pocos supervivientes.

Y es que ser bomberos y participar de estas unidades es, a la vez, bonito, pero muy triste.

Un trabajo que desde el Consorcio de Bomberos saben reconocer y agradecer, poniendo, siempre que sea necesario, los medios disponibles para ayudar a quien más lo necesita.

Y no solo el Consorcio, sino la ciudad, que también sabe de la importancia de la labor de los cuerpos de seguridad del Estado, y que gracias a ellos Cádiz está segura y protegida.

Marruecos ha sido el último lugar en donde este equipo de rescate ha presentado su ayuda. No ha sido el primero. Pakistán o Chile han sido otros de los destinos.

Pero lo que es seguro, que no será el último. 

Los bomberos siempre nos darán esa mano para salvar nuestras vidas.