La vecina más pequeña de La Viña hace más grande a su barrio y a la historia de Cádiz

La cofradía de La Palma ha vuelto a conmemorar un nuevo 1 de noviembre durante toda la jornada
La historia de la ciudad está en cada uno de los rincones, lugares e instituciones.
Cada una cuenta algo que Cádiz ha pasado, sufrido o celebrado en el tiempo.
Una historia que es casi eterna es este lugar trimilenario por donde pasaron fenicios y romanos, Alfonso X, franceses, el comercio americano, pero también ha habido explosiones, sequías, pestes y maremotos.
Y en las epidemidas y en los maremotos cuenta la historia que quien salvó a la ciudad fue la intersección del Señor y de la Virgen. Y en maremoto, la más valiente fue la Virgen, la vecina más pequeña de La Viña.
Su Fe en Ella salvó a Cádiz del maremoto que ya asolaba a la ciudad en la mañana del 1 de noviembre de 1755.
Y este miércoles la cofradía de La Palma ha vuelto a recordar este hecho.
Y desde muy temprano, recordando a las 9 de la mañana la misa que se celebraba aquel día y después, el rezo del rosario por las calles del barrio hasta La Caleta, para bendedir las aguas y pedir la protección de Dios.
Una fiesta que continuó a las 12 con la renovación del voto de fidelidad a la Virgen de la Palma de la cofradía con la presencia de la delegada de la Junta en Cádiz, Mercedes Colombo, en el año que se ha declarado este hecho como Bien de Interés Cultural.
Pero no solo él, el alcalde de Cádiz, Bruno García, se estrenó en esta misa típica gaditana acompañada de algunos miembros de su equipo de Gobierno, así como de otros miembros de la corporación.
Una misa presisida por el obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, que un año más quiso asistir a este acto tan devocional del barrio.
Y por la tarde, la fiesta inundó todo el barrio de La Viña con la procesión de alabanza por las calles de su casa. Y bajo la cúpula del siglo XVIII que ha vuelto a procesionar después de 7 años. Y es que su estado de conservación había provocado durante este tiempo que la cofradía hubiera preferido tenerla bajo buen recaudo hasta su completa restauración.
Una procesión que abría la agrupación musical Ecce Mater, con un cortejo formado por representantes del colegio San Juan Pablo II, vinculados con la iglesia.
No faltaron las mantillas, que regresaron a esta procesión y sus hermanos que antecedían al paso de la Virgen de Palma, que iba acompañada por la banda de música Julián Cerdán.
Y desde las 17.30 horas y hasta casi las 21.30 horas, la Virgen recorrió su barrio, tomando un itinerario muy diferente al de otros años, por calles más estrechas.
Un 1 de noviembre que de nuevo quedará en la memoria de todos los viñeros.