La merluza negra, el último aliento de la lonja de cádiz
La situación de inestabilidad y de incertidumbre que vive la Flota de Mauritania hace peligrar el abastecimiento del establecimiento del puerto gaditano, de uno de sus principales atractivos
Parece un pescado de lo más anodino, pero lo cierto es que representa mucho más de lo que se pueda imaginar para la lonja de Cádiz: cientos de puestos de trabajo y un gran impacto económico en la ciudad. La merluza negra solo se distribuye en España desde la capital gaditana, y no de ahora, sino de tiempos que ya casi ni se recuerdan. Más que un pescado, es una tradición.
Ahora, sin embargo, esa tradición parece hacer aguas, y nunca mejor dicho, porque los barcos fondeados en el caladero de Mauritania han estado hasta 10 días sin poder hacer llegar su cargamento hasta Cádiz y Vigo – los dos destinos de esta flota-. La causa, protestas en el paso entre el país mauritano y Marruecos que ha provocado atascos de semanas de camiones que transportan este producto tan perecedero. Pérdidas de pescado imposibles de recuperar y que alcanzan cerca de 200.000 euros.
Más de 200 toneladas han dejado de llegar al puerto de Cádiz, con el consecuente desabastecimiento tanto de pescaderías, puestos de mercado o incluso freidores y restaurantes. También las exportaciones se han visto perjudicadas, porque desde Cádiz se envía merluza a muchas partes del país donde se aún demanda.
En total cada camión suele transportar unas 40 toneladas, de las que la semana pasada llegó uno, y ésta solo tres vehículos. Si no hay pescado (los buques de altura que abastecen la lonja no solo capturan merluza, hay más especies), no hay trabajo.
En una cadena como la Lonja de Cádiz, la falta de tantas toneladas afecta a mucho más que a los consumidores. Los profesionales cobran por horas trabajadas y los compradores mayoristas ven subir los precios de lo poco que ha llegado o de lo que se adquiere como sustituto. Algo que el cliente pagará o simplemente dejará de pagar.
Sin embargo, este es solo una más de los problemas que debe superar una lonja mítica como la de Cádiz, que hace unos años vendía producto de lunes a jueves y ahora el pescado de altura (como la merluza negra mauritana) solo llega a primeros de semana. Eran más de 3000 cajas las que se movían en un día, en la actualidad a duras penas se alcanzan las 800 toneladas al mes.
Una situación que se adelanta muy insegura. Ya no solo los armadores tendrán que buscar nuevos nichos de mercado. Cientos de trabajadores, desde los estibadores hasta lo proveedores de hielo verán como cada vez más sus puestos de trabajo se precarizan.
La solución no es Mauritania, pero no deja de ser un escollo para una, aunque no lo parezca, de las lonjas andaluzas que más comercializa en volumen anual. Por eso, aunque aún continúan las reuniones y las negociaciones (Mauritania sigue obligando a la flota española al transporte por tierra) el siguiente paso será la salida de este caladero para regresar al marroquí antes del mes de noviembre, que es cuando realmente expirará el acuerdo con el país africano. Una de las pocas soluciones que parece se ha consolidado a través de la mediación de Bruselas.
Sea como sea la merluza negra debe seguir llegando a Cádiz, porque de ella depende - aunque no lo creamos - la supervivencia, en una primera instancia, de una lonja que teniendo tan cerca se ve tan lejana y desconocida.