Prohibido tirar comida a la basura

La Ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario entra en vigor con obligaciones impuestas a todos los agentes de la cadena alimentaria.
Tiramos mucha comida, en concreto, 1214 millones de toneladas de alimentos fueron desperdiciados en 2023 según el Ministerio de Agricultura. No es algo nuevo, pero si excluyente de los países del primer mundo. Con estos datos e informes de agencias sin ánimo de lucro, la Unión Europea se puso manos a la obra y ya instó hace años a la reducción del desperdicio de toda la cadena.
Pero no ha sido hasta este abril cuando se ha aprobado finalmente una norma en España, la ley 1/2025 que establece como principal objetivo fijar para 2030 un ahorro a la mitad del desperdicio de alimentos per cápita en la venta minorista y el consumo.
Desde todos los escalones de la cadena alimentaria se comparten los objetivos y el compromiso con esta ley y contra el derroche. Desde el empresariado se señala además, que es una cuestión de consumo responsable y que hace años la mayoría de los agentes ya lleva trabajando. Así lo confirma el propio presidente de CAEA, Álvaro Zafra que recuerda es parte de la responsabilidad del sector con la comunidad.
Desde la restauración, el presidente de HORECA, Antonio de María, también asegura se han implementado medidas para evitar el desperdicio y a favor de la clientela, como los recipientes para llevarse la comida que debe ser obligatoriamente un servicio gratuito, así como otras acciones que también contempla la nueva ley.
Desde casi todos los agentes implicados señalan que será mínimo el impacto de la normativa, pero en un balance inicial ya se estima que se podrán beneficiar a cientos de organizaciones no gubernamentales, como Banco de Alimentos que al paraguas de esta nueva norma va a poder oficializar la colaboración con empresas del sector y poder alcanzar las necesidades de muchas familias. Isabel Gomis señala que a nivel nacional hace años ya se está trabajando en la aplicación y facilidades al sector para esta colaboración.
La concienciación también es clave en el nuevo reglamento, que se enfatizan los costes y los impactos ambientales y laborales que trae en paralelo el despilfarro.
Aunque en los últimos años, la sociedad española ha reducido la comida que se tira a la basura, aún hay datos demoledores: según un informe de Naciones Unidas de media, cada persona desperdicia 79 kilos de alimentos al año, esto equivale a más de una comida diaria para todas las personas hambrientas del mundo.